“En el momento en que dejamos de abrazarnos (...) 
el mar nos envuelve y la luz se apaga.”
-James Baldwin, Nothing Personal

“Tocar un cuerpo, por ejemplo,
como un tibio talismán contra la muerte. 
O tocarse el propio rostro 
para confirmar que aún no hemos desaparecido.”
-Roberto Juarroz, Novena poesía vertical

A través de tres momentos que mediante distorsiones y desenfoques se enlazan entre sí –la búsqueda de un bebé por la mano de su padre, el encuentro de los cuerpos en la adultez, y la última vez que se sostiene la mano de alguien antes de morir– recorremos una vida de inicio a fin, mostrándola como una fuente de luz, en medio de una circundante oscuridad. Sin embargo, en este proyecto la ausencia de luz no es necesariamente vacío o desesperanza, si no tan solo un fondo, una niebla primigenia, fría y profunda, de la que surgen los cuerpos para poder ser, encontrarse, y resplandecer cálidamente. Luego, vuelven a sumergirse en lo indefinido volviéndose una vez más parte del gran todo. 
Este proyecto propone el encuentro físico como una certeza de vida, y exalta el que somos cuerpos que existen y se entrelazan junto a los demás durante un breve presente. Coincidentemente, la secuencia finaliza con las fotografías de las manos de mi pareja y de mi madre que, sin que nadie lo esperase, fallecería meses después de este registro. Así, Encuentros es también una celebración material del tiempo compartido con mi propia madre, del acto de regresar a un gran todo, y del valor de congelar el instante en el que resplandecemos.

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